Cinco ejes de renovación para equilibrar tu cotidiano
Ciertamente, la situación por la que atravesamos este año nos lleva a afrontar montones de dificultades y retos. La vida en el mundo externo está en pausa y es un misterio cómo se organizará todo en el ciclo nuevo que habrá de comenzar cuando salgamos de esto.
Lo cierto es que puedes verlo como una gran oportunidad para un ejercicio de introspección que te lleve a conocerte mejor y más a profundidad. Teniendo como objetivo el bienestar, puedes enfocar tu energía en cinco ejes de acción:
Alimentación
Reducir el consumo de alimentos procesados, empacados en plásticos y con alto contenido de conservadores sintéticos resultará en una disminución de toxicidad tanto en nuestros desechos orgánicos al subsuelo y al sistema de aguas, en nuestro equilibrio hormonal y además en nuestro impacto ambiental.
Espacio para vivir
Adaptar el espacio en el que vivimos para que resulte lo más adecuado implica por ejemplo depurarlo de objetos que ya no utilizamos: ropa que ya no nos queda u objetos que ocupan un espacio físico, mental y/o emocional. Esta liberación y limpieza del espacio está directamente relacionada con el proceso de reciclaje que el cuerpo hace con la menstruación. Podemos replantearnos ecologizar nuestro inmueble, usando baños secos composteros, cosechando agua de lluvia o adaptando un huerto en casa. Es una oportunidad para experimentar belleza y placer, compromiso y coherencia, proponiéndonos evitar ejercer un consumismo desalmado y trascendiendo emociones densas relacionadas con el estrés.
Ciclos de descanso y actividad
Observar, reconocer y regular las horas de descanso en proporción a nuestra cantidad de actividades es un proceso que requiere tomar en consideración todo lo que hacemos durante el día: el tiempo de recreación, la actividad deportiva, las actividades de trabajo. Encontrar un balance no sólo repercute positivamente en nuestra salud, sino también en el medio ambiente.
Profesión, vocación, actividades de trabajo
Con la distancia crítica que la contingencia ha puesto entre nosotros y nuestras actividades habituales, podemos reconocer lo que nos gusta hacer y lo que no nos llena tanto. Algunas actividades simplemente no nos satisfacen en términos personales y espirituales. ¿Qué tal que nos ajustáramos a nuevas formas de sustento que impliquen el cultivo de la plenitud personal y que invirtiéramos nuestros talentos en contribuir a generar un bienestar integral?
Relaciones personales
La distancia social también puede darnos la gran oportunidad de sanear nuestras relaciones. Admitir si vivimos situaciones tóxicas tales como abuso, violencia o falta de interés puede resultar en cambios de raíz a favor de nuestro propio crecimiento personal.
El planeta nos pone el ejemplo en la forma en que se está revitalizando. Los animales salvajes, la capa de ozono y algunos sistemas como las colonias de abejas y de otros insectos han respondido majestuosamente ante la disminución de la actividad humana y sus actitudes depredadoras. Podemos pensar que, de igual manera, nuestro cuerpo tiene la misma capacidad de regeneración.
Tomando consciencia de nuestros hábitos y ajustándolos para bien, lograremos restablecer ciclos que impliquen mayor bienestar y calidad de vida y sean beneficiosos tanto para nosotras a nivel individual como para el balance ecológico global.