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El primer contacto con la copa menstrual

Autor: Jaquie Bustamante
1 de junio de 2018

En nuestras reuniones de Carpa Roja de cada mes, así como en los otros eventos en los que presentamos la copa, la pregunta de cómo colocarla es una constante.

Sabemos que las usuarias potenciales hacen esta pregunta esperando recibir una respuesta que las tranquilice al respecto cómo queda ya una vez dentro del cuerpo y para asegurarse de que su uso no genere molestias tales como dolor.

El principal reto para muchas mujeres que aún no utilizan la copa menstrual tiene que ver con tocarse y entrar en contacto con su vulva y su vagina. En general, nuestra educación condena y ve con malos ojos los gestos de autoexploración femenina y esto constituye uno de los más importantes obstáculos para siquiera imaginarnos introduciendo o sacando la copa del cuerpo.

Cuando nos abordan mujeres interesadas en la copa por cuestiones ambientales que aún no tienen contacto con su cuerpo o que no han tenido ningún contacto sexual y nos preguntan acerca de esta situación, nuestra respuesta va en el sentido de establecer una relación con el propio cuerpo antes de usar la copa por primera vez.

De hecho, muchos de los testimonios de dificultad para introducir la copa en la vagina están relacionados con el poco autoconocimiento o con un conocimiento anatómico limitado de la vulva, el útero y la vagina, lo que da pie a un sinnúmero de fantasías y a una desinformación que genera tensión. Esto constituye uno de los principales obstáculos para que las mujeres puedan tener una experiencia positiva en el uso de su copa menstrual.

Admitimos con facilidad que nuestro cuerpo responde a cada estímulo externo, sin embargo, es especialmente importante observar cómo respondemos a los estímulos provocados por nosotras mismas. Nuestra respuesta, entonces, tiene que ver con hacer una invitación a explorar el propio cuerpo.

Sugerimos por ejemplo, antes de empezar a usar la copa, elegir momentos dentro y fuera de la menstruación simplemente para explorar y observar nuestra anatomía e iniciar una relación de mayor naturalidad con nuestro cuerpo. Este conocimiento no sólo ayuda para el uso de la copa, sino que es valioso para conocerse y poder detectar y atender oportunamente cualquier anomalía que observemos.

Durante cientos de años, las mujeres se han privado de conocerse a sí mismas a profundidad, así que el encuentro desde tocar, mirar y asimilar cómo es la vulva y la vagina es un proceso que transgrede creencias profundamente arraigadas en muchas de nosotras.

Tocar y ver cómo responde el cuerpo es un ejercicio que requiere atención y sensibilidad. Reconocer dónde y cómo se genera tensión y dónde y cómo se alivia nos permite establecer una nueva relación, de forma que podemos ir poco a poco aspirando a que la respuesta sea cada vez más natural.

Con este ejercicio buscamos que el primer contacto sea directo, para que conforme cultivemos nuestra capacidad de relajación podamos descubrir que el contacto sensible, amoroso y consciente le permite al cuerpo oponer una menor resistencia y abrirse para recibir la copa con toda naturalidad.

Te compartimos aquí una forma de exploración posible:
Encuentra el mejor momento para estar a solas y dispón de al menos 10 minutos para dedicarte a ti misma.
Elige un espacio en el que puedas estar cómoda, acostada o sentada según tu preferencia.
Quítate la ropa interior y siéntete libre de experimentar la sensación de caminar y moverte sin ella.
Siéntate o acuéstate para empezar a relajarte, haciéndote consciente de todo tu cuerpo, concentrándote en tu respiración.


Recorre mentalmente tu cuerpo de abajo para arriba, reconociendo las tensiones y relajándolas a través de la respiración.
Coloca dulcemente tu mano sobre tu vulva a manera de taparla por completo y observa si el contacto provoca una reacción en tu cuerpo y tu mente.

Si encuentras que el contacto te genera tensión, concéntrate en profundizar la respiración y proponte relajar toda la zona pélvica con cada exhalación hasta que te sientas cómoda para continuar.

Si, por el contrario, encuentras que no hay tensión en ese primer contacto, te invitamos a avanzar en la exploración de tu vulva y de la entrada de tu vagina, experimentando con tensar y relajar la musculatura de esa zona para que por contraste identifiques cuando tu cuerpo se abre y está receptivo y cuando se cierra y opone resistencia.

Observa y reconoce lo que sucede si tensas los músculos de las diferentes áreas alrededor y cómo, si el contacto es suave, tu cuerpo puede confiar y estar tranquilo. Desde ese lugar, el contacto con la copa será amable, cómodo y seguro.

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