El linaje en la sangre
La sangre históricamente ha tenido gran importancia en su carácter de vínculo entre las personas.
En rituales de mayor o menor elaboración, se recurre al valor simbólico de la sangre para unir y crear lazos entre individuos, en aquello que llamamos “pactos de sangre”.
Sin embargo, no siempre nos detenemos a pensar que entre mujeres de forma natural ya estamos unidas a través de la sangre, puesto que todas menstruamos.
La experiencia de la menstruación nos hermana tanto desde perspectivas luminosas como oscuras, ya que el ciclo con todas sus implicaciones determina aspectos importantes de nuestra relación con nosotras mismas, a partir de las historias y los significados que la sangre reviste para cada una en las distintas fases de nuestras vidas.
El trabajo personal que se requiere para llegar a reconocer que la sangre de las mujeres en su luna es un canal de conexión con lo femenino y un lazo mágico y poderoso de vinculación con las ancestras es todo un proceso que requiere de guía y sensibilidad.
Con el uso de la copa menstrual, las mujeres conocen su sangre y en general se abren a sospechar que en este misterioso fluido hay mucho más que un desecho orgánico. De forma afortunada, hemos llegado a identificar cómo la sangre nos habla de nuestro linaje, tanto el familiar como el de género, ya que al tener todas un útero compartimos un bagage biológico muy distinto al que comparten los hombres entre sí.
Algunos aspectos de este linaje son:
1. Nuestra sangre menstrual nos recuerda el poderoso vínculo que tenemos con la vida al percatarnos que ese potente fluido ha tenido el gran potencial de estar al servicio de la gestación de la vida.
2. En un nivel a veces muy íntimo, surje un efecto casi hipnótico a partir de la consciencia de que es la sangre la que ha unido a toda una familia, ya que la luz de la vida transita por nuestros úteros, desde la primera ancestra de nuestro clan hasta cada una de nosotras ahora.
3. La sangre menstrual es indicio del potencial de vida y creatividad, en contraste con la sangre vertida como resultado de herir o matar.
4. En la contemplación de la sangre con su color, fácilmente nos reconectamos desde la memoria celular y la visualización con el espacio del útero, el cual merece nuestro reconocimiento y honor.
5. En el tejido de la sangre menstrual encontramos el ADN como cadena de continuidad en nuestra familia y en ese nivel podemos tener la comprensión que de que toda la materia carnal de nuestra línea materna coexiste.
6. La sangre se presta mes con mes a servir como recordatorio de la capacidad que tenemos de gestar y de reconectar y sanar nuestro linaje, liberando las cargas que no nos corresponde asumir.
7. Finalmente, la sangre como sustancia primigenia nos conecta con nuestras raíces y con la profundidad del mundo interno del útero.