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La sanación no es un proceso lineal

Autor: Mariana Fresán
15 de enero de 2021
Testimonio de sanación de un trastorno alimenticio

Por: DLS – Desde la Sanación

*Advertencia: contiene menciones explícitas sobre auto lesiones y trastornos alimenticios*


Cuántas veces hemos escuchado decir cosas como “esa persona es muy fuerte” o “puede con eso y más”. Si bien estas frases tienen un fondo de verdad, también es cierto que nunca sabemos realmente por lo que alguien está pasando.

Varias veces me han preguntado: “¿cómo le hiciste para dejar de auto lastimarte?” o “dame algún consejo para dejar de inducirme el vómito.” La verdad es que yo no soy nadie para poder dar consejos para la recuperación de un trastorno mental o alimenticio, pero lo que sí puedo hacer es hablar desde mi experiencia.


¿Cómo empezó?


A inicios del año pasado, empecé a presentar síntomas de depresión y ansiedad. Los síntomas se hacían cada vez más notorios y mi salud mental se deterioraba con rapidez. Todavía recuerdo el primer día que lo hice: no les puedo decir qué sentía porque el problema es justamente que no sentía absolutamente nada. Eso fue lo que me llevó a hacerlo. Recuerdo ir por ese cutter a mi estudio y sacarle la navaja. Me quedé contemplándola unos instantes, pensando en lo que estaba a punto de hacer. Y entonces empecé. Al principio fueron sólo unos cortes superficiales, todavía no había sangre. Yo quería más, así que corté con fuerza hasta que vi la sangre brotar de mi muñeca. No quiero ser tan gráfica, así que sólo diré que esta actividad se convirtió en mi vicio favorito. Cada vez que algo malo pasaba o simplemente cuando estaba en necesidad de sentir algo, ese era mi lugar al cual ir. Me mantuve así por todo un año. A propósito, usaba siempre manga larga o sudaderas, me era más fácil ocultar mi dolor que explicar porqué estaba sufriendo. En noviembre empecé a ir al psiquiatra y a tomar medicinas, pero esto no me detenía de seguir lastimándome. Por si fuera poco, a principios de este año empecé a provocarme el vómito. No me sentía conforme con mi cuerpo y después de intentar muchas cosas fue mi último recurso. Como podrán ver mi amor propio era inexistente y mi sufrimiento abundante y, como se imaginarán, esa combinación no jugaba a mi favor.


La recuperación


Lo más frustrante de toda esta situación es que justo cuando creía que empezaba a tener la situación bajo control, venía una recaída aún peor. Cuando empezaba a ver un pequeño destello de luz, todo se volvía a poner obscuro. En total, tuve 5 tentativas de suicidio. Hoy, me llena de satisfacción y orgullo decir que llevo 4 meses sin vomitar y 5 meses sin cortarme. Siendo completamente honesta, todavía tengo pensamientos suicidas y días en los que quiero lastimarme o provocarme el vómito. Gracias a esto he entendido que la recuperación no es lineal. El camino sin duda no ha sido nada fácil.  No es que de un día al otro mágicamente te sientas bien y tus problemas desaparezcan. Les digo: ni siquiera cuando empecé a tomar medicinas me dejé de cortar. Todo es un proceso y el proceso de cada persona es diferente. En lo personal, si algo me ha servido al momento de estar en la recuperación es no comparar mi camino con el de nadie más. Cada quien lucha sus batallas con las armas que tiene a su alcance en ese momento. Otra cosa que me ha servido es tomar la recuperación un día a la vez. Cumplir un día sin tener alguna conducta autodestructiva me despertaba tanto orgullo como si ya llevara un mes. Cada día es una victoria y es muy inspirador reconocerlo. Lo más importante, en mi opinión, es no desanimarte si tienes una recaída. La vida está llena de obstáculos y es normal recaer, lo importante es no dejar que esto te hunda y más bien que te sirva como trampolín para seguir luchando.

Recuerda que, más allá de cualquier cosa, mereces una vida feliz y plena. Todos los problemas tienen soluciones posibles, sólo debes de seguir, queriendo dar con ellas. Nunca pierdas la esperanza de que tu situación puede cambiar y tu vida puede mejorar. Si a mí me hubieran dicho hace un año que llevaría cinco meses sin cortarme y cuatro meses sin vomitar no lo habría creído, pero estoy feliz de seguir aquí y seguir luchando cada día. Todo es cuestión de perspectiva. Está bien pedir ayuda. Recuerda que cada día conlleva una oportunidad para cambiar el curso de tu historia.

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