Más información sobre la copa menstrual
En internet encontramos cantidad de información acerca de la copa menstrual.
Sin embargo, después de abordar en un primer tiempo los aspectos más bien técnicos del objeto como tal, quedan aún montones de temas que explorar para seguir aprendiedo sobre la copa y sobre nosotras mismas.
No es de extrañar que en el proceso de familiarizarse con el uso de la copa, muchas mujeres reconozcan que el contacto con su propio cuerpo se vuelve cada vez más natural. Para una gran mayoría, el contacto con la sangre que vertimos se torna gradualmente cómodo e incluso disfrutable.
La copa al simplemente recolectar el flujo nos permite observarlo y conocerlo más de cerca, lo que implica poder percibir su olor fresco, su textura y su color. Reconocer estas características nos ayuda entre otras cosas a saber más de nuestro estado de salud.
Al mantener la sangre fuera de contacto con el aire, la copa evita la oxidación que produce un cierto olor cuando usamos por ejemplo toallas sanitarias. Si dentro de la copa nuestra sangre presenta un olor fuerte o desagradable, podemos sospechar que algo está fuera de balance en nuestro organismo y que tal vez tengamos alguna infección vaginal o alguna otra afección. El olor de la sangre menstrual cuando el cuerpo está en óptimas condiciones de salud en general es muy suave, difícil de percibir.
De igual manera, cuando la textura de la sangre presenta coágulos muy sólidos o de un color notoriamente oscuro, tenemos que pensar en atender nuestra alimentación, desintoxicarnos y/o consultar al médico ya que la espesura del flujo puede indicar que algo en nuestro sistema no está del todo en orden.
Por lo demás, la copa menstrual también nos permite explorar otros usos de la sangre a través de algunas prácticas ancestrales o portadoras de vida y magia, tales como sembrar el flujo de manera ritual. Muchas mujeres, en efecto, al vaciar la copa depositan su sangre llena de nutrientes en la tierra como alimento para las plantas, con una intención de gratitud. Algunas otras secan su sangre, la pulverizan y luego la usan como remedio alternativo en el ámbito de la sanación energética, emocional o espiritual, fabricando tinturas, brisas o hasta productos cosméticos. Algunas más, inclusive, emplean su flujo como materia prima para expresar su creatividad sobre un lienzo.
El gran panorama que se abre con el contacto de la sangre es ilimitado, ya que a muchas nos permite reconectar con nuestra esencia profunda y esto trae consigo infinitas alternativas.