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Nuevo año y propósito de vida.

Autor: Jaquie Bustamante
30 de diciembre de 2020

El fin de año es un momento propicio para reflexionar sobre nuestro camino, nuestros hábitos, nuestras metas. No es coincidencia que relacionemos esta temporada con la formulación de los propósitos del nuevo ciclo que iniciará, como motivación para ser una versión cada vez mejor de nosotras mismas.

Pero más allá de los deseos de temporada, es importante establecer nuestro norte del cotidiano, aquello que nos inspira para levantarnos cada día y que despierta satisfacción y alegría en nuestro espíritu, aquello que nos transporta a un espacio sin tiempo, aquello que podemos realizar en completa absorción y devoción.

El principal ingrediente para identificar nuestro propósito de vida es el disfrute de estar viva. El disfrute se distingue del placer, pues es capaz de abarcar inclusive las experiencias de emociones de frecuencias bajas, para reconocerlas e integrarlas como parte de nuestra vivencia en este plano terrenal, trascendiéndolas. Nuestro propósito puede estar vinculado –o no– a nuestra actividad profesional, procurándonos así no sólo satisfacciones personales sino además una fuente de ingresos.

Para ubicar ese norte verdadero en nuestra vida y encauzar en esa dirección nuestra brújula personal y nuestras mejores energías, es necesario formularnos algunas preguntas significativas:

¿Qué me apasiona?
¿Qué me resulta fácil hacer? ¿Qué talento distintivo considero tener?
¿En qué entornos o circunstancias me siento cómoda y libre de mostrarme tal cual soy?
¿Con qué actividades se me pasa el tiempo volando?
¿Qué me divierte?
¿Qué me encantaba hacer cuando era niña?
¿Qué soñaba hacer, pero suspendí o cancelé por cubrir otras expectativas o responsabilidades?

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