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Tu ciclo, y el ciclo de todo.

Autor: Mariana Fresán
23 de mayo de 2017

Todos los seres en la tierra estamos estructurados en patrones conductuales y biológicos a partir de ciclos.

La vida moderna nos ha desconectado ante la demanda de una linea de producción, de servicios, productos y contenidos que requieren 24 horas al día y 365 días al año,  en una cultura comercial de competencia y sobrevivencia, a la que se le ha llamado progreso, éxito, y hasta evolución en una linea recta interminable.

Sin embargo, todo esta determinado por ciclos,  desde el recorrido de los cuerpos celestes sobre su órbita, los tiempos de siembra y cosecha, hasta la reproducción celular en ciclos de vida que regeneran y renuevan el cuerpo continuamente.

Los seres que habitamos la tierra somos expresión de lo mismo, así al hablar de los ciclos en el humano vamos de los ciclos más  evidentes en la respiración o en la vigilia y el sueño, hasta los poco visibles en la sangre y el líquido cefalorraquideo. En cada uno observamos dos fases que nos inducen a un ritmo, y la certeza de que nos sostiene su continuidad: luz-oscuridad, inhalación-exhalación, siembra-cosecha, externo-interno, entrada-salida, actividad-descanso, primavera invierno….son parte intrínseca de nuestra vida.

Las mujeres desde el despertar que es la menstruación reconocemos diferentes experiencias físicas y emocionales, reconocemos una “inestabilidad”  y repeticiones que se quedan sin nombre al no saber que son parte de un ciclo, un ciclo mensual, el ciclo menstrual.

El ciclo menstrual nos lleva durante cuatro fases, dos activas y dos más reflexivas a diferentes estados emocionales y físicos gracias  al funcionamiento hormonal que implica un sentido más amplio del orden universal.
Cuando la “inestabilidad” es explicada a través del patrón cíclico, podemos extender un mapa de cada fase y transitar por cada fase con confianza y certeza de la repetición del siguiente paso. Esta ubicación interna en el mapa de nuestro ciclo menstrual, despierta nuestro “GPS interno”.

En la medida que nos relacionamos con saber en que momento del ciclo nos encontramos, le damos sentido a lo que sentimos en nuestro cuerpo y corazón, y en todo caso nos ubicamos en un momento más expresivo hacia afuera o de más reflexión e introspección, iniciamos un proceso de arraigo en el cuerpo y  mejora nuestra relación con nosotras mismas.

El ejercicio de registrar en que fase del ciclo nos encontramos es una práctica de consciencia, y de hecho un ejercicio de  auto observación que implica desarrollar habilidades meditativas básicas al volver la mirada a las emociones y sensaciones corporales más evidentes.

Este trabajo de consciencia empieza registrando no sólo el primer día de sangrado de la menstruación, sino los cambios que se experimentan al final del sangrado, la ovulación y los días antes de comenzar a menstruar.

Nuestro ciclo menstrual nos ofrece la más completa y mejor información para solucionar desde problemas hormonales hasta malestares emocionales, y de relaciones interpersonales.

El ciclo menstrual es una vía para conocernos a nosotras mismas, auto regularnos y mejorar nuestra salud.
Cuando las mujeres utilizamos el ciclo menstrual como mapa de acción, auto cuidado, y fuente de información encontramos sentido y ritmo en la actividad y reposo, renovación y regeneración.

Actualmente existe cada vez más información y personas especializadas en ofrecer guía personal en el ciclo menstrual.

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