Una cultura de paz para un mañana luminoso
Todos aspiramos a vivir en una sociedad en la que los conflictos se resuelvan mediante el diálogo y el respeto. Sin embargo, hay quienes ven este panorama cada día más lejano, o de hecho casi que imposible, dadas las circunstancias de violencia a nivel mundial. Por nuestra parte, en Angelcup creemos que “lo imposible” son sólo retos que tal vez tomen más tiempo y que, si todos nos disponemos a construir una cultura de paz comenzando por nuestro entorno inmediato, estaremos cada vez más cerca de vivir en una sociedad más compasiva.
¿Sabías que hoy se celebra el Día Internacional de la conciencia y la lucha por la paz? Así es, la Organización de las Naciones Unidas promulgó esta conmemoración en 2019 a fin de promover la importancia de construir sociedades más justas, en donde reine la concordia. Pero ¿qué es exactamente una cultura de paz? ¿Cómo podemos implementarla en nuestra vida cotidiana a fin de que tenga un impacto positivo en nuestras sociedades?
La cultura de paz no es otra cosa que un conjunto de valores, actitudes y modos de vida enfocados al respeto por la vida, los seres humanos y sus derechos; así como el rechazo a todo tipo de agresión. Cobrar conciencia de los severos daños que han causado la violencia y los modos de vida sustentados en el odio y el egoísmo es uno de los pasos seguros que podemos dar para la construcción de condiciones de estabilidad y bienestar para todos, en donde el amor y la empatía jueguen un papel fundamental.
A diferencia de lo que muchas veces suele pensarse, la paz es un proceso dinámico, de sanación y solidaridad que va más allá de la resolución de los conflictos o las diferencias entre individuos. Para emprender acciones encaminadas a consolidar la paz no hace falta disponer de una enorme cantidad de recursos, ya que en nuestra cotidianidad podemos llevar a cabo actos que la integren a cada aspecto de nuestras vidas, de tal modo que se arraigue en el corazón y la mente de quienes habitamos este hermoso planeta.
Así pues, existen varios frentes desde los cuales podemos contribuir para que la paz prevalezca. Inclusive el uso de la copa menstrual, por ejemplo, representa una manera sostenible de gestionar nuestra menstruación, y con esta forma más ecológica de vivir nuestros días carmesí se abre una posibilidad de que los ecosistemas logren recuperarse del daño que les hemos causado, manifestando un respeto cada vez más grande hacia nuestra Madre Tierra y hacia nosotras mismas.
Otra acción importante a considerar para que nuestras sociedades estén basadas en la paz es la de conocernos, aceptarnos y amarnos tal y como somos pues, de lo contrario, el no reconocernos nos impide estar en paz con nosotras mismas y eso se refleja en no aceptar plenamente a quienes nos rodean. Luego, tarde o temprano se generan conflictos que nos impiden convivir en armonía. De ahí la importancia del amor para el proceso de pacificación.
Promover la comunicación asertiva y la resolución de conflictos desde el respeto y la tolerancia también resulta fundamental para transmitir a las generaciones más jóvenes maneras sanas de relacionarnos: no olvidemos que ellos serán las mujeres y los hombres del mañana y, para edificar una sociedad mucho más igualitaria, qué mejor que encaminarnos hacia el sendero de la empatía y el apoyo mutuo cuanto antes, cada quien poniendo el ejemplo con sus actos y no sólo declamando bellos discursos.
Así que tú, ¿qué acciones llevas a cabo en tu día a día para propiciar la concordia? ¿Qué caminos sugerirías para resarcir los efectos de la violencia? ¿Y de qué forma te relacionas en tu entorno inmediato? Te invitamos a realizar un ejercicio de introspección para dar respuesta a estas interrogantes. Seguramente a partir de ello lograrás explorar alternativas que te permitan cultivar principios basados en la paz.
Construir sociedades sanas y plenas es claramente un enorme desafío y todos formamos parte de la solución. Pongamos manos y conciencias a la obra y sumemos esfuerzos para hacerlo una herencia posible y sostenible de una generación a otra.