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Historia de la copa menstrual

Autor: Jaquie Bustamante
27 de diciembre de 2017

La copa menstrual que hoy en día está revolucionando nuestras prácticas higiénicas relativas al periodo no es ninguna novedad.

Ya en los años 30’s se dieron a conocer tanto el tampón como la copa menstrual, lo que les da una edad aproximada de 90 años en el mercado. Sin embargo, Leona Chalmers, propietaria del registro de la primera patente comercial en Estados Unidos, publicó en 1937 un librillo llamado “ El lado íntimo de la de vida de una mujer”, en el que refiere que para ese entonces los experimentos tenían 35 años de desarrollo y que en 1932 ya existía la primera copa antes del registro de la patente. La edad formal de la copa aumenta entonces a casi 130 años, aunque existían predecesores desde 1867, es decir que la idea de este objeto remonta a unos 150 años. Chalmers también dice que, en Europa, un francés, un alemán, y un inglés registraron patentes en 1900; sin embargo es en EU donde se perfecciona el prototipo que conocemos actualmente.

En la primera etapa, en Europa y EU se emplean materiales como caucho o goma en la fabricación de las copas, que por su rigidez no resultaban cómodas ni para introducirlas ni para portarlas. Al paso del tiempo, se experimenta con materiales más suaves, aunque a veces salían copas tan flácidas que no se abrían en el interior y se quedaban colapsadas sin recolectar el flujo. Se indicaba, además, que la copa se insertara en la parte más baja de la vagina, lo cual producía aún más incomodidad.

En una segunda etapa, los materiales cambian a látex y hule vulcanizado y se modifica su forma para poder insertarla más cerca del cuello del cérvix, lo que la hace más viable y cómoda. Este modelo de copa se empieza a comercializar después de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, en aquel entonces no conoció una distribución a gran escala, debido a que imperaba un pensamiento conservador. 

Era un tabú generalizado introducir un objeto en la vagina con los dedos, ya que desafiaba la noción prevaleciente de “la femineidad”, que implicaba una imagen de delicadeza y elegancia que no se consideraban compatibles con siquiera hablar de menstruación y menos aún con ponerse en contacto con la vagina y sus fluidos. En los 60’s, la copa desaparece del mercado para reaparecer en los 70’s con otro nombre y hecha de un polímero elastómero no absorbente. 

Se vuelve a suspender su comercialización un tiempo, hasta que en los 80’s se fabrica una copa más durable hecha de caucho plástico, la cual se comercializó con éxito hasta finales de los 90’s. Finalmente, en el 2000 aparece en Inglaterra la primera copa menstrual de silicona que, con ligeras variaciones, es desde entonces la que hasta hoy se fabrica y distribuye bajo distintas marcas en cada vez más países.

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